Calema Producciones y Territorio Violeta producen «Que mujer prodigio soy», un texto extraordinario dirigido por Rakel Camacho, que va más allá ensalzar la universalidad de un clásico, y lo hace de la mano de la figura de tres dramaturgas de oro, tres figuras inmensas y potentes que cobran vida y luz en un planning reivindicativo y revitalizante.

Por Cris | El proceso creativo, las dificultades para poner un proyecto en marcha, lo interesante y lo prescindible, la verdadera visibilidad y la frustrante invisibilidad son los relevantes temas que desfilan por “QUE MUJER PRODIGIO SOY (DRAMATURGAS DE ORO)”, un excepcional planning teatral que hemos podido disfrutar en el desarrollo del Festival Iberoamericano del Siglo de Oro – Clásicos en Alcalá .
Bajo la premisa de dar lugar en la historia a la vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz, María de Zayas Sotomayor y Ana Caro Mallén en el marco de una competencia por ser las mejores y la elegida para escribir la pieza de la corona de entonces llevé a preguntarse: ¿quién será la ganadora? ¿Una? ¿Las tres…? Para descubrirlo – o no – solo hay que dejarse llevar por esta pieza dirigida por Rakel Camacho y protagonizada por un trío prodigioso formado por Carolina Calema, Rosa Merás y Laura Ordás, ¡ma-ra-vi-llo-sas! Una premisa atractiva que encierra un reivindicativo mensaje.
Dramaturgas de oro
A telón abierto, con una puesta en escena magnética y sencilla, empieza esta pieza producida por Territorio Violeta, Calema Producciones y ES.ARTE. Con texto a cargo de Juana Escabias y la dirección a manos de Rakel Camacho, “Qué mujer prodigio soy” ahonda en la visibilidad igualitaria de género sobre los escenarios. Historia y ficción se sirven para definir esta fantástica propuesta teatral: una comedia en verso del siglo XVII escrita en el siglo XXI.
Si bien el siglo de oro fue prolífero de nombres femeninos en el arte de la dramaturgia, en la actualidad, ¿quiénes y cuántas conocemos en la actualidad? Seguramente poquísimas, y por ello, esta obra, no solo desentierra algunos de esos nombres, sino que hace un gran labor para establecerlas en el imaginario actual y no queden como mero adorno a la moda. Y es que, si el mensaje que en primer plano tiene esta obra es precisamente ese, el de dar a esas mujeres el sitio actual que se merecen – me encantó el punto en el que repasan esa larga lista de dramaturgas que tenemos en nuestra actualidad más cercana – , contiene una reivindicadora misiva, por la que aparentemente se pasa de largo, pero que bien sirve de evidencia de esa falsa paridad y ecuanimidad en temas violetas, en temas feministas: el maltrato ni es solo femenino, ni es un tema de moda, pese a que sirva para uso político y para recibir subvenciones culturales.

La emoción, la reflexión, la agudeza y el humor están servidos en este Combate de damas donde Ana Caro Mallén, María de Zayas y Sor Juana Inés de la Cruz cruzan sus plumas y su ingenio para decidir cuál de las tres es la mejor escritora de comedias. Las dan vida tres actrices brillantes, Carolina Calema, Rosa Merás y Laura Ordás, que con su visceral entrega, a través del alma, la voz y el cuerpo, son una verdadera inspiración en el lenguaje escénico.
Si tenéis la oportunidad de verlas, ¡vedlas! Os emocionarán y os encantará sucumbir al prodigio de estas grandes mujeres.