Pedro J publica unas esperadas y muy interesantes memorias: “Palabra de director. Las memorias de un periodista que nunca ha temido a la verdad”. Una crónica de 40 años, que ha presentado esta mañana en Madrid, y en la que tira de memoria prodigiosa para hacer un concienzudo repaso a esos muchos hitos de relevado calado social y político en los que contribuyó su búsqueda por la verdad.

Por Cris | Ligado al periodismo desde muy temprana edad, lo tuvo muy claro: esa sería su profesión y destacar en ello su cometido en su vida y en la historia. Y así ha sido. Porque Pedro J. Ramírez – al margen de opiniones políticas y personales – es uno de los periodistas más influyentes de las últimas décadas. Así pues, este libro, su nuevo libro, no es uno más – puesto que ya lleva publicado una docena de títulos -, sino que se trata de un interesante escrito que puede – o pretende – iluminar la vida política y social, y que no va a dejar indiferente a nadie. Una publicación, que presentaba esta mañana en Madrid, y en la que recoge por primera vez sus memorias periodísticas, que es – a priori – una interesante lectura. Un claro ejemplo de su prodigiosa memoria en la que recoge a modo de crónica 40 años al mando de unas y otras publicaciones, cuatro décadas de fervoroso camino en la búsqueda por la verdad en los temas más espinosos de historia de nuestro país.
«Palabra de director. Las palabras de un director que nunca ha temido la verdad» (Editorial Planeta) – ya reeditado casi sin haberse publicado aún – no es más que el preámbulo del interés que hay por leer de primera mano esas muchas conversaciones en las que Pedro J participó en esa ardua labor periodística por llegar a fondo de la cuestión.
Políticos, Jefes de estado, y (otros) periodistas influyentes, aparecen en este trepidante viaje de la que es una trayectoria imparable, memorable y única.

UN AJUSTE DE CUENTAS CON LA VERDAD
Las vivencias de Pedro J son de los más interesantes. Expuestas al más puro estilo confesional objetivo de Ben Bradlee – uno de sus modelos en la profesión, y personaje que también discurre por estas páginas – propone un viaje por la historia palpitante de España desde la Transición: los sucesos políticos, los protagonistas, las mentiras y las verdades destapadas, los entresijos del 23-F, el desenmascaramiento de los GAL, las campañas electorales de González, Aznar y Zapatero, los juegos de los partidos, los terribles atentados del 11-M y mucho más. También se incluyen conversaciones inéditas con los cinco primeros presidentes de la democracia. Y salen a la luz, por primera vez, encuentros y conversaciones con responsables de ETA en circunstancias muy dramáticas – un encuentro que por primera vez se publica-.
En las páginas de «Palabra de director. Las memorias de un periodista que nunca ha temido a la verdad» se muestra también el otro lado de las relaciones al más alto nivel entre periodismo y política. «No entra la ficción en ninguna línea. El arte imita a la vida, la vida al arte no», dicta Pedro J, aclarando que para reescribir esos recuerdos ha tirado de técnica: «he utilizado tres técnicas para esos diálogos: tomaba notas mientras hablaba por teléfono; cuándo tenía entrevistas privadas con presidentes, salvo con Zapatero, tomaba notas al llegar a casa; y en el caso de las entrevistas con Zapatero, había una tercera persona tomaba notas de lo que decía uno y otro sabiendo que en un futuro podrían tener un valor».
Un acopio de recuerdos que no eluden asunto alguno, ya sea personal o colectivo, a fin de esa voluntad honesta por la verdad, de ese ajuste de cuentas con ella. Satisfacciones que van desde exclusivas hasta esos momentos de España en los que el propio Pedro J ha contado con gran protagonismo: “la satisfacción que me supuso que cuándo me expulsaron del juicio del 23 F me devolvieran la credencial en el Tribunal Constitucional; la entrevista con Roldán; o el momento de gloria del fotoperiodismo cuándo publicamos la fotografía de Felipe González como testigo del secuestro de secundo Marie. También las primeras entrevistas en la Moncloa a Aznar o Zapatero». Así mismo, y cómo bien recoge en el libro, cuenta anécdotas como la que tuvo al conocer a Chernenko en una cena de gala: «Yo dije que me dio la mano y que se tambaleaba como un plantillo herido. Esa ha sido mi línea más reproducida», además de lo bien que le cayó Bill Clinton, cuando ya no era presidente, pero sobre todo, apuntando que por encima de todo, el mayor gusto lo acapara la figura de Adolfo Suárez: “La penúltima vez que él me ve me dice: me gustaría que los españoles me quisiera, no porque les de lastima, sino en memoria de lo que hicimos juntos”, comparte Pedro J, que afirma guardar un afecto profundo al ex presidente.
Y si bien son muchos esos logros, esas satisfacciones, el periodista también comparte en su libro decepciones: “Hay decepción en muchas ocasiones en la que buscas la verdad y no la encuentras. Tienes que tener la fortaleza de permitir que la realidad te arruine un buen titular y no publicar algo de lo que no estés seguro”. Tampoco tiene reparo en compartir esas situaciones tan extremas como las emociones, y en concreto, hablar del famoso vídeo: «En 1997 fui víctima del montaje de un vídeo. Lo pasé mal hasta el día que descubrimos que había ocurrido. Yo sabía cuál era la verdad, pero había que descubrir la trama. Estoy muy orgulloso de como decidimos trabajar desde el principio y fue una felicidad descubrir que había sido un grupo de personas muy cercanas a Felipe González y a los Gal los que idearon ese montaje. Fue completa cuando se acreditaron los hechos, un intento de modificar la línea editorial del periódico», un hecho por el que se condenaría a varios años de cárcel a muchos de los implicados.
Así mismo, en la presentación se anima a compartir uno de esos escollos que no aparece en el libro, pero que sí fue uno de los peores día de su vida: “cuando falló la tecnología en el lanzamiento de El Español. Prefiero 20 montajes como el del vídeo, a la pesadilla de que tengas un proyecto armado, 100 personas implicadas y todo esté a punto, y por pretender hacer algo difícil en poco tiempo, eso no funcionaba. El día que se puso en marcha el sistema de suscriptores en la app salían equivocados y era casi delito de vulneración de datos».
Una lectura trepidante, vital, amena y reveladora, que sintetiza el devenir de las generaciones surgidas en la democracia. El libro concluye con las consecuencias derivadas del 11-M, punto final de este primer volumen de memorias: “Gran parte de la verdad sobre el 11M sigue siendo una asignatura pendiente. Quedará la sensación de convertirse en un gran enigma histórico”, expone tajante Pedro J.

Un libro dedicado al periodismo y a los periodistas
Pedro J lo tiene claro: es un libro dedicado al periodismo, pero sobre todo a todos los compañeros periodistas: “Durante el tiempo que yo relato han contribuido a moldear el relato de España, y quiero ponerle nombres y apellidos. Nombres como Julio Fuentes, de cuyo asesinato en Afganistán se cumplen 20 años. Es el ejemplo del joven periodista vocacional que se forja viendo a los veteranos haciendo lo que le gustaría, se va al equipo de El Mundo», destacando que su camino fue el que fue porque no ser de los de hacer caso al dicho de ‘Si quieres matar a un reportero ponle a editar’, y añade: «Por eso cubre acontecimiento bélicos de final del XX y principios del XXI. A él está dedicado un capítulo del libro. Y otro a Julio Anguita Parrado, muerto por el único misil en el único centro de Bagdad».
A estos compañeros, «cuyo entierro me pareció antinatural. Eran alguien a quien has enviado a una misión informativa, tú eres el que ha iniciado ese mecanismo», comenta Pedro J en relación a la consternación que le ocasionaban tener tan estrecha relación con estas víctimas. Añade que estas memorias están también dedicadas a los coprotagonistas de esta crónica: «a los involucrados en la trama de la Gal, a los investigadores del 11M, … Todos los que tenéis la experiencia de lo qué es una redacción, sabéis que hay un código de valores que no reconocen los que no comparten nuestra forma de vivir: la importancia de la verdad, del trabajo bien hecho, bien escrito», constata.
Pero el gran protagonista es el que recibe la gran dedicación de este libro: «Este libro es una larga carta de amor por el periodismo. Espero que sea un virus que contagie a los más jóvenes, que se contagien de esa llama que no se tiene que apagar, porque la demanda del buen periodismo sigue estando ahí, y hay miles de jóvenes dispuestos a acudir a esa llamada«, comenta Pedro J, tremendamente firme en el fundamental papel del periodismo que debe mantener el periodismo: «La actualidad – referida a la periodística – es el preámbulo a una nueva edad de oro del periodismo y de lo que va a ser la prensa española», apunta el Director de El Español.
“El periodismo no es un oficio, es una manera de vivir. Un periodista no se jubila nunca. Nadie puede jubilarse de una manera de vivir. Este oficio es una deliciosa cadena perpetua”.
Pedro J durante la presentación de su libro «Palabra de director»
Para Pedro J el periodismo es un motor muy importante, a nivel político y social, tanto como lo es su figura. Ese fervor, esa naturaleza de periodista de pro, enamorado de su profesión, es muy perceptible en sus memorias: “Cuando me nombraron director con 20 años pensaba que iba a ser por un rato”, comparte, y añade que de no haber sido así “hubiera sido un lobo solitario para investigar temas y contar historias». Para Pedro J lo de ser director casi ocurrió por casualidad: «Han pasado casi 40 años desde entonces. Refundé uno de ellos, Diario 16, y he fundado los dos siguientes como síntoma de autoempleo”, comenta divertido el periodista. «De no ser periodista hubiera sido un exponente del fracaso escolar. Creo que no habría sabido ser otra cosa”, una profesión de la que dice que no ha pensado en jubilarse: “El periodismo no es un oficio, es una manera de vivir. Un periodista no se jubila nunca. Nadie puede jubilarse de una manera de vivir. Este oficio es una deliciosa cadena perpetua”.
Para él, el buen director tiene que tener palabra, hacia su equipo y hacia la sociedad; hacia la fuente y los lectores. “No hay tarea más noble que dedicar la vida a buscar la verdad” – que es una de las citas con las que abre el libro – “La verdad es la verdad desde el punto de vista y la objetividad. Sin idealismo no hay buen periodismo”, expone Ramírez, una figura influyente que no duda en animar a las nuevas generaciones a perseguir la verdad, a ilusionarse por su trabajo: «Lo que menos me gusta de un periodista es que se vuelva escéptico, que pierda la ilusión. Los protagonistas de la actualidad nos decepcionan, pero una y otra vez tenemos que volver a dejarnos sorprender por la vida que esta fluyendo y es en definitiva la materia de nuestro trabajo”, explica Pedro J. “Lo importante es tener una formación humanística. En saber lo que no saben. En tener referencias culturales. Y sobre todo, y cómo les digo a los nuevos periodistas que llegan a mi equipo: Buscad la verdad, y por favor, respetad la sintaxis”.