Cine, sinopsis, sombras y mucho humor con Ángel Sanchidrián.

  • Timun Mas recupera los dos primeros libros de Ángel Sanchidrián, el chiquine de las sinopsis cinéfilas descacharrantes.
  • Divertidísimas y solicitadísimas lecturas con la que reír a golpe de ingenio con «Sinopsis de cine» y el humor anti-erótico de las «50 sombras de Luisi».
  • ¡El leer siempre es un excelente planning!

IMG-1156Por Cris |Chiquines/as, es una excelente ocasión para tomar nota de dos re-ediciones divertidisísimas de la mano de Timun Mas (Editorial Planeta). Dos lecturas firmadas por Ángel Sanchidrián, ese chiquín con el que algun@s nos echábamos unas buenas carcajadas en la cafetería de la universidad e incluso durante alguna que otra clase soporífera. Y es que, sus «Sinopsis de cine» – cuyo origen es una página de facebook que alcanza ahora mismo más de 230.000 seguidores – son un verdadero descacharre cinéfilo.

Quizás explicar el contenido de este libro sea un pelín complicadete, por ello, si eres fan del séptimo arte te adelantamos que encontrarás los 120 títulos más populares de cada género reseñados a través del ingenio de Ángel, un ranking (De salidos, De lerdos, De plastas, De romeros, De chulos) y un Glosario. Risas mil… ¿un ejemplo de ello?

BUENO, PUES HOY HE VISTO 50 SOMBRAS DE GREY, Y OS VOY A CONTAR UN POCO…
La película va de una chiquina un poco jincha que lleva un flequillo de izquierdas y es más ñoña que el Instagram de un gato. Que la chica es un melindre, sí, pero cada vez que baja al bar termina borracha como una tarta y vuelve a casa saludando en las rotondas. Entonces conoce a un chiquín que es rico de guardarse las vueltas sin mirarlas, y como nunca tiene novia la gente se cree que es de la acera de las flores, pero lo que pasa es que está de la cabeza como una jaca tuerta y sólo le gusta el mambo caníbal.
Ahí ya empiezan a intimar. Él le da un contrato y le dice que firme aquí, que le va a
dejar el culo como la boca de un boxeador. Y también le manda los wasap con la  berenjena y le dice que se prepare, que le va a gratinar la cococha. Es un cuento de hadas. La relación es un poco tensa porque ella quiere hacer cosas románticas y él nada más que llevarla al cuarto de los azotes y chuparle lo jugoso a morromuerto. Mimitos no, pero el chico le ha cogido un gusto al ñoqui que no levanta de ahí la lengua, que es lo que le da la calidad a la película.
Además el muchacho es muy mandón y le pone deberes de follar y de comer vitaminas. Que al final ella le dice que pa fino su chumino, que los azotes se los dé a la alfombra. Y que el látigo pase, pero que el gato del coche y la termomix no son para andar haciendo cosas de gusa.
El guion está muy bien porque el protagonista te toca al piano la canción de Titanic y luego te exprime una teta, tiene muchos contrastes, y el maquillaje es muy bueno porque el chiquín tiene el pecho lleno de quemaduras de cigarro que parece el sofá de un puticlub.
Te la recomiendo si te gusta el mambo caníbal o volver a casa saludando en las rotondas.

Y tomándose con tanto humor las 50 Sombras del Sr. Grey, ¿qué cabría esperar de «50 Sombras de Luisi»? Cierto es que desde la primera página soltarás algunos jajajas. Resulta inevitable no percibir la comicidad de la desdicha erótica de la Luisi. Ella es esa ama de casa que todos conocemos. La típica madre, amiga o vecina que no se avergüenza de taparse la cabeza con una bolsa del Carrefour cuando llueve, ni de seguir al dedillo las pautas del 50 sombras de Grey si eso puede darle algo de salsa a su vida sexual. Las andanzas sexuales de La Luisi con su Manolo fueron un éxito inmediato gracias al estilo sencillo y directo de Sanchidrián, lleno de enjundia y de expresiones que ya forman parte de la vida diaria.

« — Te voy a estimular el punto ge — le digo con sensualidad, pasándome la lengua por los labios. Quizás haya exagerado un poquito el matiz sexy y haya parecido una vaca bebiendo, pero bueno, ya está hecho.
— Eso — dice él —. Bájate a los columpios que tengo la mazorca a punto de hacer palomitas. Para mí que este no se ha enterado muy bien de lo que le voy a hacer. Me humedezco un dedo con saliva y le pongo la banderilla. Manolo clava las uñas en las sábanas, aprieta los dientes y su voz se vuelve aguda. Su cara ahora mismo es como dos huevos fritos con labios.»

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