#TuPlanningTeatro: Crítica de «Españolas, Franco ha muerto»

«Españolas, Franco ha muerto» es una propuesta teatral emocionante, inteligente y fantástica con un trío de actrices brillantes. Manuela Rodríguez, Natalie Pinot y Jessica Belda agarran de la mano al espectador para hacer memoria en tiempo presente por una realidad tan cercana para las mujeres que hiere y enfada.

Por Cris | Estrenada durante la pasada temporada en el Teatro Español, «Españolas, Franco ha muerto» es un imperdible teatral que retrata una herida aún por cicatrizar. Una segunda entrega de una pensada trilogía que reconstruye una historia coral silenciada que tiene que ver con más de la mitad de una población que no se tenía en cuenta: las mujeres. Un textazo inteligente, directo y conmovedor, dirigido por Verónica Forqué, que sitúa al espectador como testigo de un juicio que la transición heredó del Franquismo: el proceso político relacionado con las mujeres.

Delitos, derechos, paciencia y sangre

El teatro es vibrante. Es una necesidad cultural que da la oportunidad de emocionarse, divertirse, aprender,… y todo ello engloba «Españolas, Franco ha muerto». Este planning teatral, que hacía una parada el pasado fin de semana en el Corral de Alcalá, resultaba ser un disfrute brutal. Producida por La Zona y Teatro Español, y dirigida por Verónica Forqué, esta pieza es la entrega intermedia de una trilogía firmada por Ruth Sánchez y Jessica Belda, un proyecto que en general quiere abarcar la situación de las mujeres desde el Franquismo hasta ahora.

En esta ocasión, tres actrices excepcionales – Manuela Rodríguez, Natalie Pinot-Roser Pujol y Jessica Belda- te agarran con firmeza de la mano para recorrer la historia – o la losa – que las mujeres aún siguieron llevando a sus espaldas durante la transición. Y es que, la muerte de Franco no aceleró el proceso de igualdad: porque la transición fue un tiempo para la democracia, no para el feminismo.

Un recorrido que arranca con la muerte de Paco, sí, pero en el que destaca una fecha: el 20 de enero de 1978, el intento de acabar con los misóginos delitos de la mujer. Y sí, se llegarían a suprimir los delitos del adulterio, pero no del aborto, únicamente «perdonado» bajo tres únicos supuestos que seguirían estigmatizando a varias generaciones. Imposiciones versus libertades que se desmontarían y se conseguirían a cuentagotas. Tantas como nombres y sangre se sigue sumando a una larga lista de lejano fin.

Qué tendría que cambiar, qué queda por hacer, cómo están hechas las leyes – y para quién -, las diferencias salariales, el sufrimiento, el dolor,… todos estos temas y estás preguntas tienen presencia en «Españolas, Franco ha muerto» una invitación a reflexionar sobre la historia y las melodías del pasado sin abandonar el humor, la risa y la emoción; un planning teatral imperdible y sobresaliente que recuerda que a 2021 queda mucho por hacer, mucho por esperar, mucha paciencia por tener…. y muchas muertes por evitar.

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